¿Qué es el Barómetro? ¿Desde cuándo se lleva a cabo? ¿Con qué propósito?
El barómetro es una encuesta que se lleva realizando desde 2007. Es una encuesta cuyo objetivo es recoger las opiniones y las actitudes de la población más cerca de la inmigración. Es una encuesta bastante larga, ya que contiene muchas preguntas sobre prácticamente todos los aspectos relacionados con la inmigración. El objetivo es ir realizando cada año esta encuesta y ver cómo va cambiando con el paso de los años, con el cambio del contexto en el que estamos viviendo. Por tanto, así poder ver, por un lado, las relaciones intergrupales entre la población autóctona y las personas y qué opinión o qué visión tienen acerca de la inmigración. Y por otro lado, hacer un resumen o un índice de tolerancia que recoge las actitudes en su conjunto para ver también, monitorizar y ver su evolución.
¿Cuál es la conclusión más significativa que se ha obtenido del Barómetro 2023?
En este informe 2023, obviamente, vemos cambios muy bruscos. Por ejemplo, la ruptura de la tendencia la vimos con la crisis sanitaria, que es cuando observamos un salto del Índice de Tolerancia. Este Índice es una puntuación que va de 0 a 100, que se atribuye a cada persona encuestada en la investigación, de la cual se obtiene la media para contabilizar cuantitativamente qué grado de tolerancia o de apertura hacia la migración tiene cada persona encuestada.
¿Hay diferencias significativas entre el Barómetro de 2022 y el de 2023 o se mantiene la tendencia de 2022? ¿Cuál es?
Si simplemente comparamos el año 2023 con el año 2022, podemos sacar la conclusión de que la sociedad vasca se ha vuelto menos abierta, menos tolerante hacia la inmigración. Pero desde Ikuspegi, la lectura que hacemos de este cambio no es esta, porque realmente sabemos que los dos años previos están influenciados por unos contextos excepcionales.
El primer salto lo vimos durante la pandemia en el año 2020. Tuvimos un salto nunca visto hasta entonces de cinco puntos; más tarde, se mantuvo relativamente estable, y el año pasado con la crisis de la guerra en Ucrania observamos otro cambio significativo. Justamente, el trabajo de campo se realizó en marzo y se pudo identificar otro cambio, ya que no es habitual que las actitudes evolucionen de forma tan rápida. Queda en evidencia que ha habido una influencia de factores contextuales, los cuales una vez que desaparecen, dejan de afectar en las respuestas. En este caso, lo que estamos observando es un regreso a la tendencia anterior a estas dos crisis que mencionábamos anteriormente. El Índice de Tolerancia ha bajado prácticamente en tres puntos, lo cual podríamos considerar como un pequeño retroceso. Esto se explica porque estamos volviendo a la “normalidad”. Incluso si seguimos la tendencia, si dejamos de lado la crisis sanitaria y la guerra en Ucrania, realmente vemos que el Índice de Tolerancia continúa aumentando.
En 2022, el aumento del Índice de Tolerancia fue una de las conclusiones más destacadas, ¿se mantiene esta tendencia?
Analizando esta puntuación por años, en 2021 la puntuación fue de 66 puntos, en 2022, subió a 69 y este año ha vuelto a los 66 puntos, porque la recogida de datos el año pasado se hizo en marzo justo en plena crisis humanitaria. Al final la puntuación del índice refleja las puntuaciones parciales en diferentes preguntas, y realmente las que subieron el año pasado estaban relacionadas con la guerra en Ucrania y con la cantidad de personas desplazadas y refugiadas. Al desaparecer este factor concreto, se ha regresado a un valor previo, en este caso 2021.
En relación a la llegada de personas de origen extranjero a la CAE, ¿es ajustada la percepción de la población respecto a la realidad?
El volumen no suele estar ajustado nunca, y desde que hacemos las mediciones siempre ha sido una visión sobredimensionada. Independientemente de cuál sea el porcentaje. Cuando había un 5% de personas de origen extranjero se pensaba que había un 20% y ahora que tenemos prácticamente un 12% se sigue pensando que es un 20%. Este año, por ejemplo, ha salido 21,4%. La realidad se está sobredimensionando, y en este caso estamos hablando del doble de la percepción.
Además, en cuanto a la percepción de quiénes están llegando o quiénes van a llegar en un futuro, la sociedad vasca asume que es un fenómeno estructural porque el 73% piensan que seguirá aumentando y es una tendencia que se mantiene todos los años. Sin embargo, cuando preguntamos de dónde van a llegar, la primera respuesta es de que van a llegar del Magreb, cuando realmente ahora mismo las llegadas proceden sobre todo de Colombia y de otros países latinoamericanos. Ciertamente, también provienen de Magreb pero no es el origen más importante. Asimismo, curiosamente, el segundo origen que destacan es África subsahariana cuando realmente las llegadas de esa zona son mucho menores y sólo en tercer lugar está Latinoamérica. En este sentido también la percepción es sobredimensionada, ya que parece que la mayoría de las personas son las personas procedentes del Magreb, cuando realmente su porcentaje hoy en día en Euskadi es el mismo que tenemos de personas procedentes de Europa. Esta percepción se ve afectada por las imágenes mediáticas que influyen en esa percepción.
Pese a que el Índice de Tolerancia ha ido evolucionando positivamente desde 2012, somos conscientes que sigue existiendo estigmatización y racismo, ¿qué se ha observado este año?
Contamos con varias preguntas que nos indican el aperturismo de una manera indirecta. Por ejemplo, cuando preguntamos si aceptarías o intentarías evitar o evitarías vivir en un bloque de viviendas donde haya muchas personas de origen extranjero, se ve que el 32,5% dice que intentaría evitarlo. El 51,7% sí que lo aceptaría, pero es muy poco el porcentaje de personas que se pronuncian directamente en contra, pero sí que lo intentaría evitar un tercio. Teniendo en cuenta las características de esta encuesta (anónima, no autorrellenada, y domiciliaria) y la deseabilidad social, es un dato muy alto. Por otro lado, en relación a la apertura y confianza hacia el Islam, sigue siendo muy baja. Es verdad que este año ha subido, a pesar de que otros datos hayan retrocedido, este es uno de los pocos que ha aumentado. Aun así, de 10 puntos, es un 3,57, es decir, ni siquiera es un aprobado, por tanto es un dato que puede preocupar.
Y por último, en relación a la percepción de integración o simpatía atribuida a diferentes colectivos, sí que cabe destacar la polarización entre las personas argentinas y personas procedentes de Europa Occidental, y las personas latinoamericanas, frente las personas procedentes del Magreb, China, Pakistán o Rumanía, las cuales reciben menor simpatía y además se ven perciben como menos integradas en la sociedad vasca.
El clima de convivencia ha aumentado, la gente considera que no hay conflictos abiertos, o parece que ha ido en aumento. Y en relación al racismo directamente, también preguntamos por los rumores y el posicionamiento de las personas encuestadas ante estos rumores. Ciertamente, con el paso del tiempo han ido desapareciendo muchos de ellos y han ido bajando su intensidad, incluso algunos prácticamente no se comparten. Si lo comparamos con 2018, los rumores relacionados con ayudas sociales y delincuencia han crecido, es decir, parece que se escuchan más que antes. Otros, mientras tanto, han perdido fuerza, por ejemplo: los relacionados con el mercado laboral, con impuestos o colapso de urgencias. Son preguntas relacionadas con el ámbito económico, por la competición de recursos escasos. Asimismo, han perdido fuerza el rumor de que “las personas inmigrantes no se quieren integrar” y el relacionado con el “machismo”. Es verdad, que es uno de los que más se comparte hoy en día si lo preguntamos, pero ha perdido mucha fuerza si lo comparamos con los rumores que se escuchaban hace 5 años. Desde Ikuspegi, percibimos que hay muchos cambios en este sentido. Identificamos que todo el trabajo que se realiza desde la red de antiRumores, el trabajo de los agentes y el trabajo en red desde diferentes perspectivas, va teniendo su influencia porque la gente sabe más sobre migración, ya no es algo nuevo, desconocido, y además, hay que tener en cuenta el contexto. Finalmente son medidas indirectas de rechazo.
Muy relacionado con esto último, ¿qué observáis sobre los estereotipos falsos y negativos relacionados con las personas de origen extranjero o racializadas?
Cada año recogemos los datos de si estás de acuerdo o desacuerdo (o indeciso) en relación a ciertas afirmaciones. El que más se comparte es el que afirma que “Se benefician del sistema de protección social”, un 40% está de acuerdo con esta afirmación. Como comentábamos antes, es un rumor que hay que trabajar, es más, es uno de los que ha cambiado respecto al año pasado. En 2022, era un dato muy atípico, solo el 25% compartía este rumor, pero este año hemos vuelto a la tendencia de 2021 (39,3%). Es verdad que en años anteriores hemos tenido un 68-69% de “De acuerdo” en este mismo rumor, es decir, si lo miramos con perspectiva ha ido desapareciendo, sobre todo desde 2019.
En segundo lugar, el rumor relacionado con la delincuencia. En este caso, es cierto que el 42,7% no están de acuerdo, pero tenemos un 35% que sí que está de acuerdo y un 21% que está indeciso. Es decir, no sabemos si lo saben o si deberían estar en la categoría de acuerdo, dado que es un porcentaje de indecisión bastante alto. También es un rumor que ha ido evolucionando en base a la agenda social.
En tercer lugar, el rumor relacionado con el machismo, 32% lo comparte. Es un rumor que se mantiene, pero ha ido disminuyendo con los años.
En cuarto lugar, el 27% de las personas piensan que pagan menos impuestos de los que reciben.
Asimismo, en relación al acceso a los derechos, cuando preguntamos si tienen que tener el mismo acceso todas las personas (autóctonas y extranjeras) un tercio dicen que las personas autóctonas tendrían que tener prioridad. Ahora que ya ha pasado la alarma relacionada con la crisis sanitaria y/o con la guerra de Ucrania, la protección social y las ayudas parece que ha vuelto el discurso de “primero las personas autóctonas”.
¿Y qué hay de la deseabilidad social? En ocasiones ocurre que cuando respondemos cuestionarios relacionados con temas controvertidos o mediáticos, tendemos a intentar mostrar “una buena imagen” sobre nosotras mismas, o respondemos desde lo “políticamente correcto”, ¿qué observáis de este sesgo en Ikuspegi a la hora de analizar los datos del Barómetro?
Es un sesgo que siempre está ahí, sobre todo cuando haces encuestas sobre temáticas sensibles. Es verdad que la gente suele ser más sincera que otros temas aún más delicados, pero es cierto que cuando hacemos los perfiles de más o menos tolerantes, con el índice de tolerancia, suelen salir perfiles muy marcados y suelen estar muy relacionados con el nivel educativo de las personas. Normalmente, los perfiles que se declaran más tolerantes son personas de estatus socioeconómico más alto, con mayores niveles educativos… y por otro lado están las personas mayores, y/o con menor nivel educativo. En estos casos sabemos que, en parte, se debe al sesgo de deseabilidad social, ya que está comprobado que las personas con mayor nivel socieconómico y educativo, tienen un mayor filtro de autoimagen, de deseabilidad social y de control de autoconcepto.
Lo tenemos en cuenta pero no hay ninguna receta mágica. Seguimos ciertas pautas como por ejemplo no preguntar directamente “¿eres racista?”, o afirmaciones muy concretas y polarizadas. Por tanto, se suelen utilizar preguntas indirectas, que la persona no se sienta muy posicionada o atacada al contestar. De esta forma, puede que perdamos algunos matices en la opinión de las personas, pero es un trabajo que si se repite cada año lo que te permite es ver los cambios. La deseabilidad social es igual en 2007 que en 2023, pero sí que vemos cambios radicales lo cual nos indica que es una herramienta válida.
Asimismo, en ejemplos como los del año pasado, ante la guerra de Ucrania, o la crisis sanitaria, vemos que cuando hay cambios en el contexto, las actitudes cambian, por tanto la herramienta es sensible a los cambios y responde ante ellos. Sí que es cierto que hay ciertos formatos (online, telefónicos) permiten una mayor expresión de las actitudes, pero se trata de una encuesta muy larga y por sus características es imposible administrarla por esta vía. Además, estos formatos nos impiden acceder a personas que se ven afectadas por la brecha digital, por lo que el formato presencial nos garantiza mayor calidad de recogida de datos, y mayor control sobre cómo se rellena la encuesta. A la hora de interpretar los datos, hay que tener en cuenta este sesgo y ciertas “categorías refugio” como son las de “No sabe / no contesta”, que dan pistas en algunos casos en los que esta opción de respuesta aumenta repentinamente. ¿Es que de repente la sociedad vasca sabe menos sobre esta realidad que hace un año? Probablemente lo que ocurra es que hay una mayor proporción de la gente que piensa negativo pero prefiere no contestar.
Desde luego que la deseabilidad social es un debate constante sobre cómo lo abordamos, y sobre todo es primordial tenerlo en cuenta a la hora de interpretar los datos.
En relación a los modelos de la convivencia, y la gestión de la diversidad, ¿qué identificáis? ¿Cómo es la sociedad vasca respecto al “reparto de responsabilidades” en materia de inclusión y acogida?
En el informe lo llamamos “modelo de asimilacionismo blando”, parece que no es un modelo asimilacionista como tal, pero sí que comparte ciertos rasgos de ese modelo. Es cierto que en respuesta al ítem de “esfuerzo compartido”, para la mayor parte de la sociedad vasca, a priori, el esfuerzo para la convivencia debe ser compartido. Mientras tanto, el 77,2% considera que las personas inmigrantes deberían esforzarse por adoptar nuestras costumbres, y finalmente el 38,5% considera que las personas autóctonas deberían esforzarse por conocer y adaptarse a algunas costumbres y tradiciones de las personas inmigrantes. Si vemos este dato con perspectiva, es un porcentaje muy alto porque en 2020 solo era un 14% y en 2021, un 20-21%. Por tanto, es cierto que ha evolucionado positivamente, pero aun así es bajo, dado que sigue indicando que es un modelo más orientado a desplazar la responsabilidad a la población de origen extranjero. Es un modelo que no cambia, y que suele ser el núcleo duro de las actitudes.